domingo, 14 de abril de 2024

Problemas de la economía real

 


La excelente nota de Analía Doña del 8 de abril sobre las dificultades que se avizoran para el ajo mendocino en el mercado brasileño expone un nuevo ejemplo de cuán necesaria es la acción del Estado para promover la economía y el interés nacional.

El texto relata las opiniones del presidente de la Associação Nacional dos Produtores de Alho, Rafael Corsino, quien explica cómo crece la producción nacional (brasileña) y recomienda a los argentinos que busquen otros mercados. A su vez, advierte que este año vence la sobretasa de importación del ajo proveniente de China hacia Brasil, un extra de 100% que de dejar de aplicarse baja a cerca de la mitad el precio a que se vende el producto en San Pablo.

Esas declaraciones condensan lo importante que resulta un Estado activo que promocione y defienda la producción nacional. Serán los distintos niveles del Estado, pero sobre todo el Nacional, el que debe orientar una estrategia participativa público-privada de búsqueda de mercados adicionales al ajo argentino, del que Mendoza produce más del 80%.

Sobre el mecanismo anti-dumping en Brasil contra el ajo proveniente de China que significó una verdadera “bendición” para Mendoza, se ve la importancia de las uniones, que, si no más, sean al menos aduaneras con los países hermanos de la región.

China produce cerca de la mitad del ajo del mundo y sin resguardos arrasaría el producto argentino en el mercado brasileño, o al menos lo pondría en serios problemas.

Estamos hablando del entorno de U$S 200 millones, más de 13.000 hectáreas y decenas de miles de puestos de trabajo entre directos e indirectos para Mendoza. No parece poco, más ante lo exhausta que se muestra la economía provincial.

Todo lo anterior es conocido por quienes están en el negocio. ¿Por qué lo decimos entonces?

Porque proliferan discursos anti-Estado y en este caso se ve cómo su acción es insustituible, aún con criterio pragmático.

Contrario a la afirmación del presidente, no existe un solo caso en todo el mundo de un país que se haya desarrollado sin un Estado activo y promotor.

Siendo algo tan evidente, siendo tan claro que el proyecto de destrucción del Estado lleva a la anomia y al desquicio de la economía, uno se pregunta cómo es posible que encuentre defensores entre empresarios que terminarán en la ruina. “¿No la ven?”.


domingo, 24 de marzo de 2024

Nunca más es ahora

Por Carlos Almenara

Escribo estas líneas un poco antes de los actos previstos para el 24 de marzo. A nivel nacional y también en provincias y municipios se espera una serie de acciones conmemorativas por parte de los organismos de Derechos Humanos que congreguen gran cantidad de personas.

Sé que en Mendoza, desconozco en otras provincias, la consigna convocante es “NUNCA MÁS ES AHORA”. La frase es un gran acierto. Por supuesto, no soy exégeta ni estoy en la cabeza de quienes la propusieron, pero calza como “anillo al dedo” a los retrocesos y amenazas del presente.

Siempre vale recordar el horror de la dictadura cívico militar de 1976 a 1983. Hablamos de un gobierno ilegítimo, un golpe que puso en la presidencia y en todo el Estado personas que nunca debieron ocupar esos cargos, que los usurparon. Anularon el Poder Legislativo, intervinieron las provincias y en la Justicia… En el Poder Judicial radica una de las claves más inquietantes, los jueces siguieron siendo casi los mismos, con pocos cambios, antes y después.

Esa dictadura implementó un plan económico neoliberal de la mano de José Alfredo Martínez de Hoz que implicó la más radical transformación productiva de nuestra historia. Para mal. Destruyó la industria y transfirió ingresos de los trabajadores a una mafia empresarial con las manos ensangrentadas que son varias de las mismas corporaciones que vemos aún hoy operar. Cuando nos preguntamos el por qué de tanta pobreza, del escaso crecimiento, del subdesarrollo, siempre debemos referenciar en ese hito trágico el cambio a una tendencia negativa.

Por supuesto, para aplicar semejante plan de saqueo la dictadura apeló a una represión de niveles antes desconocidos. Desaparición de personas, torturas a niveles masivos, secuestros, robos patrimoniales, robos de bebés, censura, todo esto hecho desde el Estado.

No hubo guerra, hubo un Estado terrorista, que, confabulado, cometió crímenes contra civiles, todos inocentes, pues en ningún caso un tribunal legítimo dictaminó su culpabilidad.

La borrachera de poder llevó a la cúpula de la dictadura a usar la causa Malvinas con el fin de congraciarse con la población con un nivel de irresponsabilidad que aún hoy pagamos, y ello, sumado al visible desastre, abonó el fin de su ciclo.

Los dinosaurios dejaron el poder estatal pero continuaron en las empresas, en los medios de comunicación, en los estrados judiciales. Y desde allí condicionan hasta nuestros días los regímenes siguientes.

Con Macri y por estos días vuelve una reivindicación de esos años que debiera ser inadmisible en un estado de derecho, radicalmente ilegítima y antidemocrática.

Una de las lacras, parcialmente también herencia de la dictadura, que el movimiento democrático nunca pudo o supo remover es el alineamiento de clase y represivo contra los sectores populares de las policías.

El viernes 22 se dictó el fallo del jurado popular en el caso de “gatillo fácil” que acabó con la vida de Kevin González.

Kevin, un muchachito de una barriada popular de Malargüe, fue asesinado por una bala policial en un momento de madrugada en que estaba reunido con amigos. El fallo declaró no culpable a Nadia Verdugo, la agente policial que, está demostrado, le disparó con su arma reglamentaria. En el transcurso del juicio se vio un conjunto de policías respondiendo como cuerpo para cubrir a su agente en lugar de fiscalizar el buen comportamiento de sus miembros.

También se vio la amorosa familia de Kevin, acompañada por la APDH, buscando justicia. No la encontró.

Esta es también una postal de época de las herencias de la dictadura. Herencias represivas, herencias culturales, herencias sociales. Igualmente es una amenaza hacia el futuro.

Claro, cómo no, NUNCA MÁS ES AHORA. 



domingo, 17 de marzo de 2024

Un DNU inconstitucional


Por Carlos Almenara

El jueves 14 el Senado de la Nación rechazó el Decreto de Necesidad y Urgencia que dictó Milei a pocos días de asumir.

El mamotreto, por su extensión y amplitud de materias, no tiene antecedentes históricos, nunca hubo algo igual, deroga o modifica más de 300 leyes y otras normas. Cuando se argumenta que no se impugnaron los DNU anteriores, con lo que se da a entender que se sería injusto con éste, se incurre en una falacia, porque nunca hubo un DNU de este tenor, una verdadera reforma de la Constitución de hecho. El único parangón histórico es la designación de dos jueces de la Corte, también por decreto, a cargo de Macri, intento que fue “normalizado” con la ayuda de Pichetto que le consiguió el apoyo senatorial.

¿Es sensato acaso derogar la ley de alquileres sin discutir? ¿Cuál es la necesidad y urgencia de derogar la ley de góndolas? ¿No podría ser una herramienta, junto a la Ley de Abastecimiento que también se deroga, para combatir la inflación que pega tan duro? No hay muchas alternativas que sospechar lo inconfesable para derogar la Ley de Tierras. ¿Es éste el mecanismo idóneo para modificar códigos de fondo, como el Civil y Comercial? Si tanto presumen de desregular todo, ¿por qué meten mano en la AFA que es una entidad privada? ¿Por algún negocio?

A las anteriores podemos sumar decenas de preguntas, pero las expuestas alcanzan para corroborar que el DNU es inconstitucional, que nunca hubo avasallamiento semejante, que en casi todos los artículos no hay necesidad ni urgencia (pero sí negociados) y que lo que corresponde es que cada temática se trate legislativamente por separado.

No hemos mencionado ni los considerandos ni las facultades delegadas.

En los considerandos se ve la pluma de Milei y los bolazos que le hemos escuchado. Por ejemplo afirma que “la emisión de dinero… (es) la única causa de la inflación empíricamente cierta y válida en términos teóricos”. La frase es mentira, pero en todo caso, corresponde a una discusión teórica de economía política. La pretensión de Milei de decretar qué es verdad y qué no en una ciencia social debería bastar para cambiarle el chaleco antibalas por un chaleco de fuerza.

A alguien inestable y mentiroso como Milei, que decreta que la inflación argentina en 2023 viajaba a 17.000%, cosa que vio él sólo, el DNU prevé arrogarle facultades delegadas en casi todas las materias.

Por supuesto, ningún opositor, ningún no oficialista tiene deber de “darle gobernabilidad”, “darle las normas que pide”. No sólo no tiene deber de hacerlo, al contrario tiene el deber de no hacerlo. Hacerlo implica incumplir las funciones de funcionario público.

Por ejemplo, los diputados Verasay, Nieri y otros que han anunciado que votarán a favor en Diputados, deben explicar por qué están a favor de derogar la Ley de Góndolas, por qué es negativo tener una Ley de Compre Nacional o un Observatorio de Precios. Si ellos no están de acuerdo con estas medidas, si nos las pueden fundamentar, si tienen al menos una disidencia parcial con el DNU no deben votarlo. Deben tratar individualmente proyectos legislativos. Todo el daño que causan y causen estas normas en el futuro no será imputable sólo a Milei sino también a sus cómplices aún en el Congreso.

Esto mismo vale para los propios diputados oficialistas de La Libertad Avanza. Cada uno de ellos tiene legitimidad para votar en disidencia con un mandato que consideren injusto o erróneo (y deberían considerar injusto y erróneo este esperpento).

Al rechazo en Senadores debe seguir su tratamiento en Diputados, que aún no tiene fecha. Si la cordura, la responsabilidad y la Patria se imponen a la rosca entre fulleros a espaldas del pueblo, si la decencia se impone a las coimas, el DNU debe ser rechazado.

domingo, 11 de febrero de 2024

En su madre patria

 


Por Carlos Almenara

No sorprende que el primer viaje oficial de Javier Milei como presidente haya sido a Israel.

Los asuntos que pretendemos abordar son profundos, intrincados, complejos, pero la naturaleza del personaje nos lleva por recorridos, al menos, sorprendentes.

Vayamos por la cuestión “espiritual”.

El judaísmo es una religión y una cultura extendida por todo el mundo. Miembros de ese rito y cultura son algunos de los más prominentes pensadores y artistas que modelaron nuestros modos de ver y estar en el mundo, y nos generan profunda admiración.

La cuestión de si debe haber un Estado judío es un asunto que se empieza a plantear con fuerza con el sionismo de Theodor Herzl a finales del Siglo XIX. Luego de la II Gran Guerra e impulsada por el Holocausto, Naciones Unidas decreta la partición de Palestina en dos estados, uno Israel, el otro, precisamente, Palestina. Puede hacerlo porque ese territorio era colonia británica. El Reino Unido tuvo un rol activo en la promoción de la inmigración judía a esos territorios mucho antes de la guerra. Cuando la recién creada ONU toma su decisión, buena parte de las fincas ya tenían propietarios judíos que las habían ido comprando al ocupante británico.

Por ello, muy distinto es el judaísmo que el Estado de Israel. Hay judíos que no creen que deba existir un “estado judío”, hay judíos patriotas del Estado de Israel y hay no judíos que también defienden al Estado de Israel.

Hoy no es cualquier momento. Hay un genocidio en Gaza. Las cifras crecen a cada minuto, pero por la segunda ley de la termodinámica sabemos que, seguro, los muertos en esta operación superan los 28.000 palestinos, de ellos más de 10.000 niños. Todos civiles. Se habla de una guerra pero no es tal cosa. Guerra se le puede llamar a dos ejércitos que se enfrentan, no es el caso.

Gaza es un territorio sitiado al que resulta difícil o imposible hacer llegar energía, combustible o alimentos y que carece de Estado por bloqueo israelí. Por ello aparecen modos autoorganizativos.

Este es el contexto en que Milei va a alentar al ejército profesional israelí, uno de los más feroces del mundo, a que profundice la masacre. ¡Como si hiciera falta, si hasta hubo ministros israelíes que prometieron tirar bombas atómicas en Gaza! (torpeza que implicó la admisión del arsenal atómico israelí).

La cuestión palestina no tiene nada de religiosa es puro y duro imperialismo y colonialismo.

Volvamos a Milei. ¿Es judío?

En diciembre declaraba:

“No voy a la iglesia, voy al templo. Tengo un rabino de cabecera y estudio la Torá. Se me reconoce internacionalmente como amigo de Israel. Estoy a poco de ser judío, sólo me falta el pacto de sangre”

El pacto de sangre, por supuesto, es la circuncisión. No sabemos si en los últimos dos meses algo habrá cambiado.

Sólo dos puntas, puntitas, de indagación tenemos. La primera es un rumor de redes sociales, que tal vez, sea motivo de indagación entre rabinos y especialistas.


Al respecto, tenemos pocas fuentes para dilucidar el tema. Descartada Fátima Florez por motivos contractuales, sólo se puede acudir a quien desde la Casa Rosada definen como primera dama, Karina Milei. Ver: https://www.casarosada.gob.ar/informacion/conferencias/50343-conferencia-de-prensa-del-vocero-presidencial-manuel-adorni-desde-casa-rosada-13

En Israel, Milei utilizó lenguaje profético para loar el genocidio y la política racista del gobierno de Netanyahu.

En internet abundan los vergonzantes mensajes de Milei. Algunos de ellos:

Milei postea en hebreo prometiendo venganza: https://www.infobae.com/politica/2024/02/08/el-posteo-en-hebreo-de-javier-milei-desde-israel-con-un-fragmento-biblico/

Milei pide destruir la tercer mezquita sagrada del Islam: https://x.com/HoyPalestina/status/1756147409384517838?s=20

Milei promete trasladar la embajada a Jerusalén violando la ley argentina: https://corta.com/embajada-argentina-en-israel-que-dice-la-ley/

La sangre del pacto

Argentina es un país importante para Israel y mucho más para la ultraderecha israelí. Ciertamente, tiene una colectividad judía importante que desde los años ’90 tiene varias organizaciones representativas como la DAIA y la AMIA, las más visibles, conducidas por la ultraderecha (israelí y argentina, es decir, representantes del partido Likud y aliados en Israel y del macrismo en Argentina). Lamentablemente, en lugar de representar a sus colectividades, tanto DAIA como AMIA decidieron convertirse en reproductoras de los intereses de la política internacional de Israel.

Tan importante es Argentina para Israel como la incidencia israelí en la política argentina.

Dos atentados en Argentina fueron decisivos para el sino actual de la política israelí. Claro, nos referimos al atentado a la embajada de 1992 y a la sede de DAIA en 1994. Ninguna de sendas investigaciones avanzó. Sobre 1992 hay una total opacidad porque el encubrimiento de la Corte Suprema no halló ningún tribunal superior para evaluarlo, pero sobre el de 1994 hay algo cierto, algo se sabe: se sabe que hubo un encubrimiento poderosísimo.

Hasta años recientes en los máximos cargos de gobierno hubo encubridores, o al menos, encubridores de los encubridores. Uno de los numerosos escándalos del gobierno nacional de Mauricio Macri fue que el funcionario que él designó a cargo de la Unidad AMIA, Mario Cimadevilla, lo denunció por encubrir a los responsables de las bombas de calle Pasteur al 600. Elisa Carrió, conocida socia política de Macri, también denunció a su ministro Garavano por el mismo motivo.

Reputamos como los investigadores más profundos del atentado a AMIA a Juan José Salinas, Daniel Schnitman, Horacio Lutzky (guionista de la serie IOSI). Hay mucho material disponible de los autores para profundizar. Nadie demostró nunca una relación de Irán con aquel atentado, que es lo que dice la Cancillería israelí y la investigación “oficial”. Lo que sí mostró Horacio Verbitsky es que 24 horas después del atentado hubo un acuerdo Israel-Menem para “acordar una versión común” según los cables de Cancillería.

Ubiquémonos en aquel 1994. En Israel era primer ministro Yitzhak Rabin, quien había firmado el 13 de setiembre de 1993 los Acuerdos de Oslo con Yasser Arafat, líder de la Organización para la Liberación de Palestina. La paz aparecía en el horizonte, pero esa paz era inaceptable para una ultraderecha en ascenso.

¿Qué podría desestabilizar las negociaciones de paz?

Argentina siempre fue un buen lugar. El sionista militante de ultraderecha Rubén Beraja, presidía la DAIA y el Banco Mayo. El Banco Mayo estaba virtualmente quebrado y según múltiples indicios había “desaparecido” la plata del cártel de Medellín aprovechando la muerte de Pablo Escobar Gaviría en 1993. No se puede acreditar un solo caso de explosiones como las de Pasteur al 600 a Irán, pero sí decenas al cártel de Medellín.

Para la ultraderecha israelí los intereses eran concurrentes. 1992 y las negociaciones seguían, 1994 y las negociaciones marchaban.

El 4 de noviembre de 1995 Yitzhak Rabin encabezó un acto por la paz, al terminar Yigal Amir le disparó por la espalda, lo asesinó. Se comprobó que Amir era un militante de la ultraderecha, pero como no podía ser de otra manera, para la investigación oficial fue “un loco suelto”.

Desde entonces no hubo paz en Palestina.

Un plan siniestro del que Argentina fue una parte importante. Basta decir que el rol de Alberto Nisman hasta su muerte fue mantener bloqueada la investigación del atentado  de 1994. Un vez muerto su rol, sirviendo otra vez a la política exterior israelí, fue destituir a Cristina Fernández de Kirchner, tarea en la que Israel puso todos sus recursos.

Por eso, aún sin circuncisión, Milei ya tiene el pacto de sangre con la ultraderecha israelí. Mucha sangre, que el degenerado parece dispuesto a hacer correr.

Dejó de ser el apátrida anarquista de que presume para convertirse en un patriota de una potencia extranjera que nos hizo y hace mucho daño.

domingo, 28 de enero de 2024

¡Alerta! Monopolios al mando

 

Por Carlos Almenara

La intervención de Javier Milei en Davos dejó mucha tela para cortar.

“-Hoy estoy acá para decirles que Occidente está en peligro porque aquellos que supuestamente deben defender sus valores están cooptados por una visión del mundo que inexorablemente conduce al socialismo”, comenzó su discurso ante algunos de los personajes más poderosos del mundo en un espacio icónico del capitalismo. Una apuesta fuerte, asimilable a revolucionarios convencidos o delirantes desquiciados.

El discurso de 23 minutos puede verse en este link:


https://www.youtube.com/watch?v=hnZDVGCZxWE&t=23s

No nos vamos a detener en las mentiras evidentes de las que está plagada la intervención, muchas evidentes y constatables, como la afirmación de que Argentina en 1895 era la primer (sic) potencia mundial. Sí, en el inicio de la intervención podés escuchar esa frase que es una palmaria falsedad. Basta mirar la historia, mirar las expresiones culturales de la época, averiguar qué pasaba en el mundo para ver el terrible bolazo de la aseveración. Hay decenas falacias, fallas lógicas, conclusiones infundadas, engaños, errores, descalificaciones y groserías en el discurso pero no las señalaremos ahora.

Nos vamos a centrar en uno de los aspectos que estimamos centrales de la intervención: la defensa a ultranza de los monopolios. Milei sostiene que el crecimiento económico desde 1800 al presente se debe a los monopolios y sus curvas de costos decrecientes, y que cualquier intervención estatal, cualquier regulación, lo único que conseguiría es reducir los rendimientos crecientes, en consecuencia disminuir la rentabilidad, y mermar el aporte al crecimiento de ese monopolio.

Claro, ¿cómo no va a provocar erecciones al monopolista Elon Musk?

Musk cachondo con Milei


Por supuesto, y afortunadamente, el razonamiento es erróneo y falaz.

El crecimiento económico tiene muy poco que agradecer a los monopolios. Fue la revolución industrial, la innovación en métodos productivos, la tecnología, la que permitió multiplicar la producción y la riqueza. Al contrario, todo ello se produjo más fuertemente cuando hubo disputa, competencia, que cuando una empresa gozó de una posición plácida que le permitió ganancias extraordinarias.

En cada sector que uno pudiera mirar encontraría que la innovación se multiplicó cuando hubo competencia, pero eso no fue de la mano con la acumulación de riqueza extraordinaria que es lo que defiende Milei y excita a Elon Musk.

Aún para la teoría neoclásica, un monopolio produce un perjuicio a la población. El monopolista fija precios mayores a los precios de competencia que suponen la apropiación de un excedente, que correspondería al consumidor si hubiera disputa entre oferentes.

En verde ganancia extraordinaria del monopolio. En violeta pérdida social por la existencia de monopolio.

Uno ha discutido toda su vida con la teoría ortodoxa. Ahora viene Milei y critica el único punto atendible de esa corriente.

Un teórico que trabaje para justificar que el monopolista se apropie de algo que corresponde al consumidor sería ética y moralmente reprochable. Pero cuando un presidente se pone del lado del monopolista el problema no es abstracto, es bien real.

Imagínese usted cómo defenderá sus intereses (los suyos de usted lectora, lector) el presidente Milei cuando negocie tarifas de luz o gas con monopolios. “No hay fallos de mercado, son transacciones voluntarias”, “si no le gusta el precio de la luz que puso la empresa, no use la energía eléctrica”. Imagínese el empresario PyME qué puede esperar de un presidente que los piensa parasitarios porque “los que tienen la posta son los monopolistas”.

Con el poder público en estas manos no estamos indefensos, estamos atacados.




sábado, 20 de enero de 2024

La hora del gerente

 


Por Carlos Almenara

Un periodista que se asemeja a alguien que aparece actualmente en la pantalla, pero que debe ser otra persona, escribió en los ’90 del siglo pasado un par de libros con un título decidor: “Los dueños de la Argentina”. Los textos indagan en la vida y las empresas de algunos de los empresarios, por entonces, más ricos del país. Más marketinero que analítico, responde sin embargo, por lo menos en su título, a una tradición sociológica que bien valdría la pena retomar, aquella que tiene en “Los que mandan” de José Luis de Imaz, escrito en los ’60, un hito medular. Independientemente de las conclusiones de de Imaz en torno de la eventual existencia o no de una élite por aquellos años en Argentina, el estudio tenía el doble mérito de una frondosa recopilación de datos empíricos y del realismo, es decir, la primacía de la realidad a la hora de validar cualquier teoría. Haríamos muy bien en referenciar en el presente aquellas virtudes epistemológicas.

La vocación por determinar “los dueños de la Argentina” reconoce, también, muchos antecedentes. En términos de categorías políticas y sociológicas, oligarquía ha recorrido todo el Siglo XX y XXI en los discursos nacional populares y de izquierdas.

Hay una clase, una parte de la dirigencia, principal aunque no únicamente empresarial, que actúa como un grupo de poder con estrategia y táctica. El tiempo, nunca igual a sí mismo, hasta por razones biológicas va cambiando quiénes son “los dueños de la Argentina”.

¿Dónde están hoy “los dueños de la Argentina”?

No digo nada sorprendente si propongo buscarlos en AEA, Asociación Empresaria Argentina. Allí veremos las caras de Magnetto, Rocca, Galperín, Elsztain, Pagani, Migoya, entre los empresarios más poderosos del presente. Un asterisco simbólico para la UIA (Unión Industrial Argentina) cuyo trágico devenir no podemos abordar aquí pero se manifiesta en la presencia en AEA de Paolo Rocca, dueño absoluto de todos los piolines de esa entidad.

Hacer un listado de ricos no los convierte en una clase o una élite (el problema de de Imaz). ¿Tienen un programa?

Y, bueno, ahora parece que sí. El de Milei.

En este link se puede ver los comunicados de AEA, en particular “Una oportunidad histórica”, el apologético texto con el que se encolumnan detrás de Milei (o viceversa): https://www.aeanet.net/prensa.html.

La foto, tomada de Ámbito Financiero fue la ilustración elegida para semejante apoyo.


¿ Es la primera vez en que hay un apoyo empresarial de tal magnitud y tan explícito a un gobierno?

Por supuesto que no, en los últimos 45 años ocurrió con la dictadura cívico militar, con Menem, con De La Rúa, con Macri y ahora con Milei.

En cada uno de los casos hubo manifestaciones empresariales de apoyo a esas gestiones. Por supuesto, no alcanza decir “apoyo empresarial”, hay que ver qué empresarios. Abstrayéndonos de esa discusión que no podemos abordar, podemos decir que el apoyo fue ampliamente mayoritario desde ese sector. Si descartamos a De La Rúa, por la brevedad de su gestión, podemos intentar una caracterización de la representación de los “dueños de la Argentina” con los distintos gobiernos.

Representar, re-presentar, hacer presente. ¿A quién “hacen presente” nuestros gobernantes?

Si, luego de los militares, el de Menem fue un gobierno de políticos a favor de los dueños de la Argentina, el de Macri fue el gobierno del país por sus propios dueños, el de Milei promete ser el gobierno de los gerentes encomendados por los dueños de las cosas.


Con Milei vemos una novedad radical que puede tener un gran impacto psíquico (psicológico y psiquiátrico). No es un militar, no es un político clásico, no es un empresario, se presenta como economista (no podemos analizar aquí la pertinencia de tal autopercepción) pero más que economista es un gerente. Su pertenencia a Corporación América, su relación (de dependencia) con Eduardo Eurnekian muestra una vocación de servicio al empresario manifiesta. No sólo servir a Eurnekian, servir a los empresarios que acepten ser servidos. Allí están sus palabras nombrando por primera vez en la historia en cadena nacional que abrirían un negocio a una empresa con nombre y apellido (Starlink de Elon Musk). No reconoce límites entre la esfera pública y privada, incluso con una justificación ideológica fundada en la destrucción terrorista de lo público.

Lo ha dicho, su esquema no es el tradicional de la ciencia política basado en la RE-PRESENTACIÓN, es el agente que actúa a nombre de un principal, el gerente puesto por los accionistas para satisfacer sus objetivos de rentabilidad.

La deriva psicológica de esta hipótesis que intentamos argumentar puede tener consecuencias catastróficas. El político, el militar, el empresario, son responsables, ante propios y ajenos, de los resultados de sus acciones y la realidad le marca los límites. Los militares debieron entregar el poder cuando el reclamo popular creciente hizo insostenible su régimen, Menem se retiró de la carrera electoral de 2003 por el repudio que causaba su persona, Macri también se vio forzado por una realidad que no es maleable a voluntad. No está claro que estos mecanismos funcionen para el gerente. Para decirlo brutalmente, si luego de la masacre de Avellaneda con el asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, Duhalde se vio obligado a llamar a elecciones anticipadas, nada indica que Milei sea sensible al dolor y la sangre. ¿Hasta dónde es capaz de llegar?

La deriva política es manifiesta, el agente apretará hasta donde lo permita o exija el principal. Como hemos visto, no es sencillo determinar el principal, los que podemos rastrear en Argentina, en general, están en la foto de arriba, pero también hay de afuera. Los intercambios de tuits con Elon Musk demuestran que la locura no es patrimonio exclusivo de nuestro país.

Una prueba de lo anterior es esta declaración de Milei: “Yo hice lo que tengo que hacer, son ellos los responsables”. Por supuesto, alega que él firmó el DNU y envió el proyecto de Ley Ómnibus. ¿Pero quién le dijo qué es lo que tiene que hacer? Ya a principios del Siglo XX Max Weber señalaba como propio del político la ética de la responsabilidad, hacerse cargo de las consecuencias de sus decisiones. Consciente o inconscientemente, todo político lo tiene presente. Milei irrumpe con todo lo contrario, “yo mandé el proyecto, lo demás no es mi problema”. Podría pensarse que “ahora es problema de los legisladores”, pero queda claro que no es a ellos a quienes refiere. Hizo los deberes del principal, de los dueños de las cosas, y son ellos, y no es la primera vez que lo harán, los encargados de domesticar al Congreso y a la Justicia.

Si siempre que pasó, fueron ellos, hoy más que nunca resulta imprescindible exhibir y responsabilizar a los de la foto para minimizar la tragedia.

martes, 16 de enero de 2024

La casta que te tocó

 


Por Carlos Almenara

“Casta” es probablemente la palabra estrella del último tiempo político.

Según nuestro registro, el vocablo fue utilizado por PODEMOS en España a partir del año 2014. El partido de izquierdas surgido al calor de las protestas populares inorgánicas se rebeló ante lo que entendieron como una burocratización de la política profesional. Así, populares (derecha) y socialistas (izquierda) se “prestaban la pelota” pero todo iba igual. Estaba cercenada la política como la discusión del poder y el rumbo de la sociedad. Ponerse en frente de “la casta” tenía que ver con un reclamo de volver a discutir los aspectos sociales primordiales, recuperar la política para el pueblo, no negarla.

Es conocida la investigación del sociólogo alemán Robert Michels sobre la “ley de hierro de la oligarquía”. En su época socialista, Michels encontró que las élites, por distintos motivos, tenían una tendencia a la continuidad aún en partidos revolucionarios. Los conductores de esas fuerzas estaban más incentivados por preservar sus posiciones de poder que por encarnar las aspiraciones de las mayorías. Independientemente de que los partidos fueran conservadores, de centro o socialistas, sus líderes (y sus diputados) tendían a ser los mismos por prolongados períodos y estaban más preocupados por preservar el cargo que por solucionar los problemas de las masas.

Desde que Michels publicó su “Zur Soziologie des parteiwesens in der modernen demokratie” en 1911 no parece haberse modificado mucho esta “oligarquización” de los partidos, cuestión que se manifiesta en cíclicas crisis de representación.

¿Es ésta la genealogía del concepto que en la reciente campaña electoral popularizó Javier Milei?

Como tantas veces, y más en estos tiempos, y más con telecandidatos, se tergiversan significados.

¿Dónde criticó Milei a la casta política?

Por supuesto, en ese lugar en que ud. lo conoció estimada lectora, estimado lector, sí LA TELEVISIÓN. No tengo ninguna duda, sé que las probabilidades de fallar son 1 en 1.000.000 o algo por el estilo. Usted conoció a Milei en televisión, o en algún derivado, por ejemplo un fragmento de participación televisiva replicado en redes sociales, particularmente Tik Tok.

¿Son los personajes que ud. conoce en televisión ajenos a “la casta”? ¿De qué casta puede hablarse en televisión?

Evidentemente en televisión, en los medios hegemónicos al menos, sólo participan poderosos o gente que dice lo que quieren los poderosos.

Es el caso de Milei. El discurso de crítica a “la casta” es un discurso radicalmente distinto a aquel de PODEMOS, pero no es desconocido. La televisión nos presenta lo que mejor hace y que más le gusta, el viejo discurso antipolítica que ya escuchamos muchas veces. El outsider que viene “de afuera” porque la política “está podrida”. El modelo más acabado es Macri, pero hay decenas de casos que podemos explorar, en Argentina y en otras latitudes.

El discurso de Milei contra “la casta” no es una impugnación a la burocratización, no es una pretensión de que la política vuelva al pueblo en una reconstrucción democrática, es todo lo contrario. Entre muchas cosas, que no podemos aquí desarrollar, es la expresión de un proyecto de acumulación económica del gran capital que pretende volver a tomar ganancias y disciplinar, quizás de modo definitivo, a lo que hoy llamamos pueblo argentino.

El discurso “anti-casta”, enunciado en la televisión hegemónica, requiere aclarar los términos. Casta tiene varios significados. Evidentemente, Milei no lo utilizó como impugnación del poder porque, además de ser claro lo contrario, no podría hacerlo en televisión. Si hay un poder permanente, superior y disciplinador de la mayoría de los políticos, es la televisión.

Tal vez, como empiezan a percatarse muchos ciudadanos de a pie, la casta eran ellos, somos nosotros. Y probablemente, si el proyecto de Milei prospera, la acepción de “casta” que deberemos tomar en adelante, de las que nos presenta el Diccionario de la Real Academia, sea:

2. f. En la India, grupo social al que se pertenece por nacimiento, y que, dentro de una etnia, se diferencia por su rango e impone la endogamia.

Es decir la clausura definitiva de la movilidad social. El que nació pobre, vivirá y morirá pobre. El que nació y creció en clases medias es muy posible que muera pobre. El que nació rico tiene todas las probabilidades de vivir y morir rico.

Una verdadera sociedad de castas.